Cada vez son más los movimientos e iniciativas que promueven un estilo de vida saludable que garantice bienestar bio-psico-social. Para nadie es un secreto que es difícil introducirse en este mundo, pero tampoco es imposible dejar atrás los malos hábitos. Con esfuerzo, constancia, disciplina y dedicación se pueden obtener resultados increíbles.
Llevar un estilo de vida saludable no es sinónimo de lucir un cuerpo de fisicoculturista o pasar más de 20 horas a la semana en un gym. Al contrario, basta con identificar las fallas en la actividad cotidiana en cuanto a alimentación, horas de sueño, ejercicio y más. Mejorando tales aspectos a través de consejos eficaces y altamente comprobados, la calidad de vida subirá.
¿Cómo llevar un estilo de vida saludable? Consejos sencillos y útiles
Muchas personas cometen el error de entender que una vida saludable es sinónimo de ejercicio intenso, cuando no es así. Este tipo de estilo depende de diferentes factores encabezado por la alimentación, sueño oportuno, aspecto laboral/económico y social . Gestionando de forma equilibrada cada uno de ellos, se podrá decir que se posee una vida satisfactoria desde todo sentido.
No ingerir más de lo que se necesita
Un ser humano promedio necesita entre 2000 a 2500 kcal (calorías) para cumplir con sus requerimientos diarios de energía. Esta cantidad variará según su rutina diaria de movimiento y su condición física, pero en líneas generales, se establece ese parámetro.
Cuando el organismo adquiere más calorías de las que usa, el excedente se acumula en forma de grasa. Con el tiempo, el cúmulo de tejido adiposo (grasa) conllevará al aumento de peso desproporcional y la aparición de enfermedades crónicas.
Balancear correctamente la comida
Conocer cuántas calorías requiere el ser humano no lo es todo, sino también cómo obtener esa energía de los alimentos. Siendo estos la fuente primordial o el combustible personal, es necesario repartir las raciones adecuadamente.
Cada ración debe incluir proteínas, carbohidratos y grasas NATURALES, componentes dietéticos esenciales. El cálculo puede establecerse según un plan nutricional o tomando en cuenta la cantidad de peso de la persona.
Complementar con ejercicio acorde al individuo
La alimentación y el ejercicio son dos de los pilares icónicos para llevar un estilo de vida saludable. Uno no es lo mismo sin el otro, por lo que van de la mano a la hora de conseguir resultados efectivos y satisfactorios.
Una dieta idónea conllevará a un mejor desempeño en las rutinas de ejercicios, disminuyendo la grasa y aumentando la masa magra.
Por su parte, la actividad física debe intercalar períodos de tiempo razonables para dar descanso al cuerpo. De lo contrario, la fatiga puede causar un efecto contraproducente e indeseable como problemas en las articulaciones o lesiones.
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De importancia total: sueño y descanso
Entrenar más no es sinónimo de mejorar más; al contrario, se expone al organismo a constante estado de tensión. Los descansos con un día de por medio entre sesiones son importantes para la oxigenación y recuperación muscular. A su vez, dormir un mínimo de 6 a 8 horas garantizará la completa reactivación del organismo en todas sus funciones.
No caer en estrés constante
Sonará sencillo, pero no caer en estrés constante es otra de las claves principales para un estilo de vida saludable. Salir de la rutina laboral, practicar algún deporte olvidado, leer, viajar o actividades relacionadas, ayudan a disipar este problema. Si el estrés se convierte en un estado crónico, lo mas aconsejable es acudir a terapia para aprender a gestionar las pausas mentales y eliminar ese flujo de veneno de tu vida.
Las consecuencias de llevar un estilo de vida totalmente contrario a lo expuesto
Un estilo de vida saludable se traduce en mejor calidad de vida y una mayor esperanza de vida. Caso contrario para el escenario inverso, donde las enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión arterial aparecen. Adicionalmente, las condiciones de vida durante la vejez no serán iguales, sufriendo las consecuencias de una vida con excesos.