La crianza con apego es un término acuñado por el pediatra estadounidense William Sears como método de crianza basado en la teoría del apego. Se trata de un método de crianza que destaca la influencia de un fuerte enlace emocional con los padres durante la infancia (apego seguro), considerándolo como un precursor de relaciones seguras y empáticas en la edad adulta.
Dentro del ámbito de la Psicología del Desarrollo, la teoría del apego, desarrollada por el psiquiatra John Bowlby, se centra en la dinámica a largo plazo de la interacción entre el niño y el entorno, en particular en lo referente a las relaciones humanas (padres-niño). Se trata de una teoría multidisciplinar que no solo se centra en los aspectos psicológicos del individuo, sino también en las teorías evolutivas y etológicas.
Los 10 aspectos más importantes de la Teoría del apego
- El recién nacido necesita desarrollar una relación con al menos un cuidador principal para que su desarrollo social y emocional se produzca con normalidad.
- Los niños se apegan a los adultos que son sensibles y receptivos a las relaciones sociales con ellos.
- Las reacciones de los padres lleva al desarrollo de patrones de apego y éstos, a su vez, llevan a modelos internos de trabajo que guiarán las percepciones individuales, emociones, pensamientos y expectativas en las relaciones posteriores.
- El apego es el vínculo afectivo o enlace entre un individuo (niño) y una figura de apego (por lo general el padre o la madre).
- Los niños se apegan instintivamente a quien cuida de ellos con el fin de sobrevivir y, en última instancia, de replicación genética.
- En los enlaces afectivos entre la figura de apego y el niño, la calidad del compromiso social es más importante que la cantidad de tiempo invertido.
- El conjunto de metas del sistema de comportamiento de apego es la de mantener un vínculo con una figura de apego accesible y disponible.
- La exploración del bebé es mayor cuando el cuidador está presente, debido a que su sistema de apego está relajado y libre de explorar. Si el cuidador está inaccesible o no responde, la conducta de apego se muestra con más fuerza.
- La ansiedad, el miedo, la enfermedad y la fatiga provocarán en el niño un aumento de los comportamientos de apego.
- Una separación significativa, ya sea física o emocional, de un cuidador conocido – o cambios frecuentes de cuidadores – pueden resultar en psicopatologías en algún punto futuro en la vida.
Patrones de apego
Los estudios de la psicóloga estadounidense Mary Ainsworth ampliaron los conceptos de la teoría del apego, permitiendo demostrar empíricamente sus principios. El más influyente de estos estudios es el conocido como Protocolo de situación extraña (poner referencia al estudio en detalle), donde Ainsworth evalúa el comportamiento de la separación y reencuentro entre niños y cuidadores. A raíz de sus resultados, identificó tres tipos de apego: seguro, evitativo (inseguro) y ambivalente o resistente (inseguro). Posteriormente se incluyó un cuarto tipo, el apego desorganizado (desorientado). Los tipos evitativo, ambivalente o resistente y desorganizado-desorientado se consideran tipos de apego inseguro.
Seguro
El niño disfruta explorando en presencia de su cuidador, pero detiene la exploración cuando éste se marcha. Cuando el cuidador regresa, el niño se alegra y recupera con facilidad la tranquilidad y la exploración. El cuidador es percibido como una base segura desde la que explorar el mundo.
Evitativo o evasivo
Patrón prácticamente inverso al apego seguro. El niño no da señales de ansiedad cuando el cuidador se marcha, ni tampoco tiende a saludarle a su regreso. Reacciona de manera similar a estar / dejar de estar con el cuidador que con un extraño. Únicamente muestra ansiedad cuando se queda solo, independientemente de la figura que le haya dejado en esa situación.
Resistente o ambivalente
En este caso, el niño muestra un alto nivel de ansiedad incluso en compañía del cuidador. Los gritos y rabietas aparecen cuando el cuidador se marcha de la escena, pero cuando éste regresa, el niño se muestra muy enfadado. Esto revela cierta ambivalencia: tendencia a buscar la proximidad del cuidador, pero también a evitarla.
Desorganizado o desorientado
El niño muestra un comportamiento muy inestable y contradictorio, que no parece responder a ninguna organización lógica. Este patrón lo suelen presentar los niños que han sufrido alguna experiencia de maltrato. Se cree que el temor y la falta de coherencia que expresa el niño responde a las reacciones imprevisibles y atemorizantes del adulto. En las relaciones donde se da este tipo de apego hay altas probabilidades de acabar desarrollando trastornos psicológicos graves como el trastorno límite de la personalidad.
¿Cómo afecta el tipo de apego en la infancia?
Aunque el apego inseguro prematuro no prevé necesariamente dificultades, constituye una inadecuación para el niño, especialmente si las conductas parentales continúan durante toda la infancia. En comparación con los niños con apego seguro, los niños con apego inseguro no están tan bien apoyados en muchos ámbitos de la vida, lo que pone en peligro sus relaciones futuras.
Los problemas sociales y de comportamiento aumentan o disminuyen con el deterioro o mejora de atención de sus padres. Sin embargo, un apego seguro prematuro parece tener una función protectora duradera.
El patrón más problemático es el apego desorganizado. Cuatro de cada cinco niños que sufrieron maltrato son susceptibles de ser clasificados como desorganizados, y sólo un 15% del total de niños maltratados son propensos a ser clasificados como seguros. Los niños con apego desorganizado tienen más probabilidades de convertirse en padres que maltratan.
Los modelos internos de trabajo que desarrolla el niño no son simples “imágenes”, sino que se basan en los sentimientos despertados en las relaciones con el cuidador, pues permiten al niño anticipar e interpretar el comportamiento del otro y planificar una reacción. De ahí que si un recién nacido percibe su cuidador como una fuente de seguridad y apoyo, será más propenso a desarrollar una autoimagen positiva, esperando igualmente reacciones positivas de los demás. Por el contrario, un niño con una mala relación con su cuidador puede internalizar una autoimagen negativa, y generalizar las expectativas negativas en otras relaciones.
El apego en adultos
A finales de los años 80 la teoría del apego se extendió a las relaciones amorosas entre adultos. Se identificaron cuarto estilos de apego en los adultos, que correlacionan con el correspondiente tipo en el niño:
- Seguro. Visión más positiva de sí mismos, sus parejas y sus relaciones. Cómodos tanto con la intimidad y con la independencia, ambas en equilibrio.
- Ansioso-preocupado (ambivalente en los niños). Visión menos positiva de sí mismos y de sus parejas. Búsqueda de mayores niveles de intimidad, aprobación y respuesta de la pareja. Personas excesivamente dependientes.
- Evitativo-rechazante. Desean un alto nivel de independencia, muchas veces evitando por completo el apego. Se consideran personas autosuficientes, invulnerables a los sentimientos del apego y sin necesidad de relaciones cercanas. Tienden a reprimir sus sentimientos con una actitud de rechazo, que les lleva a distanciarse de sus parejas sobre las que generalmente tienen una opinión pobre.
- Evitativo-temeroso (desorganizado o desorientado en los niños). Disparidad de sentimientos hacia las relaciones estrechas, deseando y al mismo tiempo sintiendo rechazo hacia la proximidad emocional de otras personas. Tienden a desconfiar de sus parejas, y tienen una pobre autoestima. Al igual que el evitativo-rechazante, tratan de reprimir sus sentimientos.
Los diferentes tipos no necesariamente tienen que ser coherentes: un individuo puede mantener diferentes modelos para cada relación.